jueves, 5 de febrero de 2009

Hemeroteca. Año 1976

El infante Felipe será Príncipe de Asturias

Don Juan Carlos acepta el nombramiento
Soledad A. Coto,- Oviedo 19/05/1976

Don Juan Carlos y Doña Sofía llegaron al aeropuerto asturiano de Ramón poco después de las diez de la mañana, en un Myster de la Subsecretaría de Aviación Civil, pilotado por el propio monarca.Les acompañaban el presidente del Gobierno, Carlos Arias, el presidente de las Cortes, señor Fernández-Miranda -que es asturiano-, los ministros de Obras Públicas y Aire, señores Valdés y Frainico, y el presidente del Tribunal Supremo -también asturiano-, señor Silva Melero.

En el aeropuerto fueron recibidos por las primeras autoridades de la provincia y, después de que el Rey pasara revista a las fuerzas que le rindieron honores, la comitiva inició el trayecto hacia Covadonga, pasando por Avilés, Lugones, Mieres, Pola de Siero, Nava, Infiesto y Cangas de Onís, donde el público aplaudió y vitoreó el paso de los Reyes.Sus Majestades llegaron a Covadonga a las doce y cuarto y, tras rezar una salve en la gruta de la Santina, patrona de la región, se dirigieron a la explanada ante el santuario, donde el obispo de la diócesis, monseñor Díaz Merchán, ofició la misa al aire libre.

Finalizada la ceremonia religiosa, los Reyes subieron a un balcón donde el presidente de la Diputación, José Luis de la Vallina, en las palabras de salutación dijo, entre otras cosas, «creemos, Majestades, que a la hora de buscar el lugar adecuado, para la recepción de Asturias a sus Reyes, no podíamos encontrar otro mejor que este Real Sitio de Covadonga. En tan recóndito lugar de lia geografía español, a, se yergue en piedra un monumento a la Virgen que representa un episodio de historia nacional legendariamente unido al nacimiento de nuestra monarquía y que sabemos tiene una especial significación para vuestra Majestad. Desde este lugar y a los pies de la Santina, elevamos nuestras preces para que su asistencia nunca os falte., a fin de que la monarquía española pueda cumplir los objetivos señalados en el primer mensaje de la Corona de asegurar a todos los españoles las condiciones de carácter material que les permitan el efectivo ejercicio de todas sus libertades', así como 'reconocer dentro de la unidad del Reino y del Estado, las peculiaridades regionales, como expresión de la diversidad de pueblos que constituyen la sagrada realidad de España'.

En este sentido no puedo dejar de expresar, en este momento, que la clara conciencia regional asturiana, se mueve en esa línea de potenciar sus valores propios, sin perjuicio de hacerlo dentro del, más pleno y total sentido de integridad nacional, como lo pone de relieve nuestra tradición, cuyo ejemplo más expresivo lo encontramos en la Junta del Principado de Asturias».

Al mismo tiempo que el presidente de la Diputación pronunciaba estas palabras, ondeaban, entre las cabezas del público que se encontraba en la explanada, algunas pancartas que sí exponían preocupación y formulaban peticiones:

Pedimos trabajo, mineros de Floururos, decía una de ellas.

Asturias por Caravia, reapertura de las minas, El paro no se soluciona cerrando empresas rentables y otros textos similares exponían ante los Reyes el problema creado con el cierre, hace dos meses, de las minas de espato-flúor en Caravia, por problemas técnicos de contaminación.

El presidente de la Diputación, hizo a continuación la siguiente petición: «Pero, si como digo, conscientemente, queremos huir de formularos solicitudes, en esta memorable mañana, no puedo, sin embargo, dejar de transmitiros una que, por estar en el sentir unánime del pueblo asturiano y por lo que para esta tierra significa y representa, de legítimo orgullo, sería por mi parte imperdonable que no lo hiciera. Se trata de que se continúe en la persona del príncipe heredero de la Corona, el Infante don Felipe, el título de Príncipe de Asturias, enlazando así con la tradición multisecular que, desde Enrique II, en 1388, se ha mantenido a lo largo de nuestra historia. »

Finalmente se refirió al hecho regional y mencionó la tradición de la Junta del Principado de Asturias «que en los actuales momentos la corporación provincial persigue conservar, para defender y estimular la conciencia regional de esta tierra».

Don Juan Carlos pronunció a continuación unas palabras, en. las que expresó su satisfacción y la de la Reina porque su primera visita fuese a la Virgen de Covadonga, la Santina y a este maravilloso lugar, símbolo del empuje creador de España».

Tras referirse a la personalidad asturiana, a la que calificó de clara, noble y esforzada, dijo:

«El patriotismo asturiano es un tesoro inapreciable, y es un ejemplo, para todos los españoles, la manera equilibrada en que sabéis integrar vuestra acusad a. conciencia regional, en la suprema unidad de España. No en vano nació en Covadonga el impulso generoso para reconquistar la unidad, entonces perdida, de la nación. Unidad que hemos querido libremente, como coronamiento de una riquísima variedad regional que nos llena de orgullo. La unidad de España, cifrada en la monarquía es fundamental en la igualdad de todos sus hombres, de todas sus provincias y regiones, de las que ninguna es superior a las otras ni puede ser superada por las demás. La unidad de la Patria presupone la libertad y la igualdad de todos sus componentes, y es el producto de la hermandad, sincera y fecunda de todos los españoles.

A continuación don Juan Carlos aceptó la petición del título de Príncipe de Asturias para su hijo.

Los Reyes abandonaron Covadonga poco después de la una y media para dirigirse a la finca de la Diputación Las Huelgas, en Villamayor.

A las seis menos cuarto partieron para Oviedo y, a lo, largo del recorrido -Infiesto, Nava y Siero- tuvieron que detenerse en varias ocasiones, para responder a las aclamaciones de los vecinos.

Poco antes de las siete llegaron a Oviedo, y se dirigieron al Ayuntamiento, donde les saludó el alcalde y tuvo lugar una recepción de autoridades. Los Reyes salieron al balcón para responder a las aclamaciones de los miles de ovetenses que se habían congregado en la pequeña plaza municipal.

Posteriormente, y tras una breve visita a la catedral, los Reyes ofrecieron en el hotel donde se hospedan una recepción a las autoridades, corporaciones, entidades y representaciones de la sociedad asturiana.

En suma, este primer día de los Reyes en Asturias transcurrió en una apretada jornada de actos, en los que ha estado presente el pueblo asturiano, al que cabe destacar, a diferencia de anteriores visitas reales, en especial de la de Andalucía, una menor aglomeración de público y una expresión quizá menos vehemente de sus adhesiones, debido al temperamento y a las características de esta región grandemente industrializada.

Al margen de estas reacciones hay que mencionar también el documento que ayer hizo público el organismo unitario de la oposición asturiana en el que se indica que «el plan reformista no se ha que dado más que en promesas, sin que se lleve a cabo ninguna transformación profunda, de las que el pueblo, y con él el pueblo asturiano, reclama».

Noticia publicada en el periódico El País el día 19/05/1976